Poco tiempo después de las masacres de los ejércitos extranjeros, el aparato de propaganda franquista idea que vengan turistas para ver los lugares donde habían muerto miles de personas. El turismo de la muerte. El turismo de los cadáveres que aún estaban por enterrar en las cotas de Peñas Blancas donde entre el 19 y el 24 desepteimbre de 1937 se batieron a muerte entre otros Batallones el 241 "Silvino Morán", dejando allí cientos de cadáveres. Fue tan dura la batalla de Peñas Blancas donde estuvieron los alleranos que el oficial franquista al mando no pudo menos de decir: "Lo de Peñas Blancas fue un infierno".
Por estos y otros lugares hacían turismo en 1938, con una ruta determinada. No fueron a la Cuenca del Nalón, ni del Caudal, ni del Aller. La ruta pasaba por Oviedo, Gijón, y el Santuario de Covadonga.
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