Si aún hay alguien que considere que iban en broma aquellos fascistas como Aranda, y cuáles eran sus objetivos basta con leer el Bando en que sedeclara el Estado de Guerra. En él se advierte que en el supuesto de contravenir los dictados del coronel traidor, serán castigados con la pena de muerte o en el mejor de los casos con un juicio sumarísimo. Los delitos son rebelión militar y sedición, y ellos conllevan penas excesivas. El Bando pue publicado el 20 de julio-lunes- después de que desde el 17 de julio por la tarde, y durante el sábado 18 Aranda estuviera enredando a los miembros del Frente Popular -entre los que había tres comunistas, ambou entre ellos, anarquistas, socialistas y republicanos- y al propio Gobernador Civil que al final fue fusilado por el propio Aranda. Ningún acto de sangre se había llevado a cabo aún, pero Aranda ya amenazaba con la pena de muerte. Ya advertía con disparar contra quienes se asomaran a terrazas y azoteas. Ya mandaba encarcelar a todos los que -por el solo hecho de ser republicanos, como fue el caso del Rector de la Universidad de Oviedo Leopoldo Alas- o simplemente desafectos al golpe militar, sería condenados a muerte o encarcelados.
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