Los precios de la cesta de los alimentos que consume la clase obrera superan con creces el salario que cobraba un minero. El salario diario de un minero picador era de 10 pesetas diarias, el de un minero de menor categoría 6,75 pesetas diarias, y el de un "guaje" 3,50 pesetas diarias. El de una mujer que trabajaba en los lavadaros 3,25 pesetas diarias. Háganse las cuentas del presupuesto doméstico.
Estos son los precios de los alimentos publicados, otra cosa era el precio de esos mismos alimentos en la trastienda, en el denominado "estraperlo", que ante la escasez de alimentos se multiplicaba exponencialmente.
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