A partir de Octubre de 1937, cuando cayeron verticalmente todos los frentes militares republicanos y el fascismo ocupó Asturias, la vida cotidiana cambió de un modo radical.
Los criterios para la selección de los maestros de escuela y personal docente pasó a ser controlado por el cuerpo de la Guardia Civil, el Párroco del pueblo, el Alclade fascista, y el Servicio de Información de Falange. La Policía Municipal tenía un papel importante puesto que dotados de toda la autoridad que se puede imaginar, elaboraban informes, fichas policiales de todos y cada uno de los vecinos. Estas fichas eran guardadas celosamente en las oficinas municipales. En las parroquias deben estar aún las copias de los informes de los curas párrocos. En las oficinas de la Falange se fichaba -en un triple trabajo de investigación- a todo el mundo y a su descendencia.
(De todos estos documentos "policiales" y "sagrados" no queda rastro alguno en los pueblos y municipios, salvo que por fortuna se hayan olvidado de su destrucción a partir de 1977).
Exponemos aquí una serie de circunstancias referidas a maestros (de los que hemos eliminado sus apellidos con el fin de que nadie pueda vilipendiarlos), con las muy variadas "razones" de los fascistas para denegarles el ejercicio de su profesión.
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