Durante la vigencia de la Constitución de 1931, habiéndose proclamado el Estado como laico, sin sometimiento alguno a Religión alguna, y siendo todas consentidas como manifestaciones culturales que en nada obligaban al propio Estado, las enseñanzas públicas y las privadas estaban exentas de la pérdida de horas para una formación que tan solo pertenecía al ámbito privado del individuo.
El avance de las tropas fascistas, que controlaban a esta fecha una parte del territorio, y ya habían tomado Asturias, imponen un programa educativo en que la Religión Católica tenía una presencia destacada (dos horas de propaganda católica). A esto hay que añadir la hora semanal de Formación Patriótica (más tarde conocida como Formación del Espíritu Nacional), impartida por un falangista con camisa y correaje. A esto añadimos la formación militar en las clases que eufemísticamente se denominan Ejercicios Gimnástico (y otras actividades complementarias, principalmente dirigidas a las alumnas). Seis horas. Es decir, el 20% de la formación académica eran actividades que afirmaban el Esp´ritu Militar-Fascista. Añádase que se cantaba el Cara el Sol formados militarmente a la entrada y a la salida de las clases.
Si se suman todas las horas de la semana -de un total de 29- veremos que ocupan un porcentaje importante todas las actividades de la propaganda del nacional-catolicismo, y de la ideología fascista.
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